Fuente: Milagros en Red
Establecer una relación con Jesús es fundamental para el proceso de la
Expiación de Un Curso de Milagros.
Necesitamos ayuda desde fuera de nuestro sistema de
pensamiento egoico para movernos más allá de él.
Sin embargo, recordemos no confundir “el medio con el fin”,
para evitar caer en la trampa de emplear nuestra relación con Jesús a fin de
transigir el propósito último del Curso.
Al crecer con el Curso y profundizar nuestro entendimiento y
práctica del perdón, comienzan a aparecer en nuestra vida muchas experiencias
de mente correcta. Algunas pueden ser muy espectaculares y hermosas, pero todas ellas integran por
igual el proceso que experimentamos con este Curso. Estas experiencias nos
enseñan que tenemos una mente recta.
Esto es algo que no siempre supimos. No siempre supimos que
teníamos opciones. En el pasado, sólo percibíamos opciones dentro del mundo,
reduciendo nuestras elecciones a algo parecido a “¿Te gustaría un sándwich de
picadillo de ego? “ o “¿Te gustaría algo de mayonesa con eso?” Ambas van a
lastimar.
Al transformase Jesús en algo más real para nosotros,
nuestra identidad como amor también se transforma en algo más real. Nos damos
cuenta que ésta es la única opción que brindará paz a nuestras mentes
fragmentadas. Por ende, experiencias de su amor son esenciales, pero es aún más
importante que no las utilicemos para demorar aquello que en verdad queremos:
trascender completamente el ego. Trascender esta mente fragmentada hacia la
Mentalidad Uno.
Cuando nos jactamos de nuestras experiencias de Jesús de
mentalidad correcta, nos jactamos sobre aquello que aún se encuentra dentro de
la esfera de la ilusión. Cuando glorificamos dichas experiencias, y las
empleamos para el especialismo, o
incluso nos enamoramos de ellas hasta el punto de llegar a preocuparnos,
significa que hemos puesto el freno de mano en nuestro camino de Expiación. Nos
estamos resistiendo a trascender en pro de la preservación de nuestra identidad
individual.
Jesús es una ilusión.
El Espíritu Santo es una ilusión.
Nuestra mentalidad recta es una ilusión.
Ilusiones útiles por cierto, pero ilusiones al fin. En algún
momento habremos de permitir que estas ilusiones sirvan plenamente su propósito
de conducirnos más allá de toda ilusión.
¿Por qué contentarnos con los medios? Queremos el fin.
El año pasado, compartí con Ken (Wapnick) algunas cosas en
verdad significativas de mis experiencias. Sin falta respondía: “¡Qué bien. Qué
bueno! Ahora olvídalo y sigue perdonando”.
En realidad, Ken me estaba diciendo “Esa es una buena señal
en el camino… Ahora no te detengas y abraces la señal y cultives flores a su
alrededor y la transformes en un altar. Sonríe, y sigue manejando”.
Anhelamos tomar la mano de Jesús, pero no para arrastrarlo
aquí para que venga a conocer todos nuestros amigos para que podamos
demostrarles cuán especiales y amados
somos.
Anhelamos tomar la mano de Jesús pero no para llevarlo por
todas partes con nosotros como un símbolo de especialismo espiritual.
Esto no es lo que él quiere que hagamos.
Su rol es ayudarnos a recordar quiénes somos en Verdad, para
luego ir más allá del recuerdo hacia la
Verdad misma, su rol es el de ayudarnos a trascender el faro y
dirigirnos hacia la Luz misma.
Anhelamos tomar la mano de Jesús para ir más allá de este
mundo, y entonces… ir más allá de Jesús.