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miércoles, 23 de junio de 2010

¿CÓMO PUDIERON HACERME ESTO A MÍ?

Publicado en «Boletín Mensual de Milagros en Red» (nº 97, Mayo 2010), por Patricia Besada de www.milagrosenred.org, traducido del texto original en inglés de Robert Perry. 

Algunos de nosotros hemos pasado años tratando de deshacernos de la imagen negativa que fue instilada en nosotros por nuestros padres o por otras personas durante los años de formación. Un Curso de Milagros, ¿tiene algo que decir al respecto?

Este tema no se trata en el Curso, pero sí fue directamente mencionado en el dictado original del Curso, tal cual consta en el material publicado en el libro «Ausencia de Felicidad» del Dr. Kenneth Wapnick (ver páginas 289‐300 de la edición en castellano. Todas las citas incluidas en este artículo proceden de dichas páginas).

Es un material sorprendente, me hubiera gustado verlo incluido en el Curso. De haberlo estado, nuestra vida sería un poquito diferente hoy. De manera resumida, voy a describir siete puntos:


1. Tus padres no crearon la imagen que tienes de ti mismo.

 
Si bien sentimos que la imagen que tenemos de nosotros mismos nos fue dada por nuestros padres, sin que nosotros pudiéramos decir nada al respecto, Jesús no está de acuerdo: «Los padres no crean la imagen que de sí mismos tienen sus hijos».

La verdad de esto se explica en los puntos siguientes.

2. Has experimentado un largo proceso para decidir con qué percepciones de tus padres quedarte y cuáles rechazar.

Jesús señala que tenías tendencia a aceptar la interpretación que tus padres hicieron de ti debido a la obvia desigualdad entre tú y ellos, que se debía a su mayor madurez y fortaleza.

Él señala, sin embargo, que este sentido de desigualdad «no perdura a menos que se sostenga». Al crecer, te embarcas en un largo proceso de decidir qué hacer con sus percepciones.

«Nadie ha adoptado como propias todas las actitudes de sus padres. En cada caso, ha habido un largo proceso de elección, en el cual el individuo ha escapado de aquellas que él mismo ha vetado, mientras que conserva aquellas por las cuales votó».


3. ¿Por qué darles a tales interpretaciones erróneas tanto poder? ¿Por qué aprobarlas?

 
Parte del contexto de este material se refiere al padre de Bill que fue a conocer las nuevas oficinas de su hijo y aparentemente las había despreciado verbalmente.

A pesar de que Bill era un adulto y esa oficina era para el ejercicio de su profesión como jefe del departamento de psicología, él reaccionó como si todavía fuera un niño.

Se sintió extremadamente dolido y no podía dejar de decir «¿cómo pudo hacerme esto a mí?». «La respuesta», de acuerdo a Jesús, «es que él no lo hizo». Jesús luego preguntó «¿por qué alguien le otorgaría tanto poder a una interpretación errónea tan obvia?».

Más tarde, Jesús señaló que al responder como si las interpretaciones erróneas de sus padres fueran verdaderas, Bill estaba «aprobando a sus padres por dichas interpretaciones erróneas». Nuevamente, uno podría preguntarse, ¿por qué hacer eso?


4. En verdad, ellos no te hicieron nada. No te lastimaron. Este hecho los exonera.

 
Si los puntos anteriores son ciertos, entonces los padres de Bill en realidad no lo lastimaron. Jesús aclara este punto en referencia a la resurrección.

Él dijo que todo su propósito era el de «demostrar que ninguna cantidad de percepciones erróneas podía ejercer influencia alguna sobre un Hijo de Dios».

Esto coloca a la resurrección como una especie de parábola de la vida real, una parábola acerca de nosotros. En la parábola, después de todo lo que las personas que lo crucificaban le hicieron, Jesús (que nos representa a todos) emergió completamente intacto. El punto central de esta parábola es que no importa qué es aquello que aparentemente alguien nos haga, no hemos sido lastimados y así esa persona es exonerada.


5. Tú aceptas las percepciones erróneas que tienen de ti para poder culparlos. Esta es la parte más dura del material.

 
Jesús menciona nuestro fervor para internalizar las percepciones erróneas de nuestros padres en relación con nuestra valía para luego señalar que «esta tendencia se puede considerar siempre como punitiva».

En otras palabras, sólo abrazamos esa imagen negativa con el propósito de tener una causa justa para castigarlos. Esto es como si les arrebatáramos un cigarrillo de sus manos para quemarnos el brazo a fin de decirles cruelmente «¡Mira lo que me has hecho!». Nos hacemos victimas con el propósito de ganarnos el derecho a victimizar, cosa que el ego siempre quiere hacer.


6. Cualquier imagen tuya es una percepción errónea. Tú no eres una imagen.

 
Nuestros padres bien pudieron haber percibido erróneamente nuestra capacidad atlética o nuestro nivel de honestidad, pero la forma principal en la que nos perciben de manera errónea es sosteniendo cualquier clase de imagen de nosotros.

Nuestra realidad se encuentra más allá de las imágenes, más allá de las formas. Por lo tanto, cualquier imagen nuestra es falsa. De manera sucinta, Jesús nos dice que «si te alineas con hacedores de imágenes, simplemente estás siendo idólatra».

La solución no consiste, como todos asumimos, en fabricarnos una mejor imagen, sino en trascender todas las imágenes que tenemos de nosotros y ponernos en contacto con nuestra verdadera naturaleza como el Hijo de Dios.


7. Es tuyo el deber de impedir que los demás dicten quién eres.

 
Este material concluye con una línea que, yo creo, todo estudiante del Curso debería memorizar. De hecho, te invito a que la utilices ahora mismo. Piensa en alguien cuya percepción de ti te moleste y luego repite esta oración. Voy a escribirla en primera persona para que sea más fácil emplearla:

«Es mío el deber de establecer, más allá de toda duda, que de ninguna manera deseo ponerme de parte de (identificarme con) las percepciones erróneas que cualquiera guarde de mí, incluyendo las mías propias».

Textos originales en: Circle of Atonement