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domingo, 22 de agosto de 2010

CAUSA Y EFECTO

Escrito por Ian Patrick, traducido al castellano por Patricia Besada de Milagros en Red, en www.milagrosenred.org


¡Puedo declarar categóricamente que Un Curso de Milagros no funciona!

¿Qué significa esta aseveración tan estremecedora y controvertida? 


Quiero decir, claro, que aunque podamos estudiar el libro por los efectos benéficos que podemos obtener, el Curso en sí no hace nada. Le podremos adjudicar poderes mágicos a este libro «santo» si queremos, pero la magia no hace nada y no existe en verdad. Sólo al practicar lo que enseña el Curso despertaremos a la verdad. En otras palabras, somos nosotros los que lo hacemos funcionar, no el libro.

Esto puede parecer obvio para muchos, pero ¿cuántas veces otorgamos poderes mágicos a cosas fuera de nosotros mismos, es decir, fuera de nuestras mentes — ya sean píldoras, piedras preciosas, comida sana, dinero, relaciones, empleos nuevos, etc? Dependemos de aquellas cosas para que nos den algo, ya sea salud, paz, sensación de prosperidad, amor o seguridad.

Al hacer esto hemos invertido el principio de causa y efecto. Pensamos que la situación externa (causa) resultará en nuestro bienestar interno (efecto). De hecho, nuestros pensamientos son la causa, siendo los efectos lo que percibimos en el mundo. Nada en el «mundo afuera» nos puede hacer nada, ni deseable ni indeseable, porque, en verdad, no hay un «mundo afuera».

Causa y Efecto Invertido

¿Tuvieron alguna vez una experiencia como la que tuve recientemente? Me desperté un lunes de mal humor —enojado, deprimido, desilusionado — sin motivo aparente. El día fue terrible. Si algo podía salir mal, lo hacía (o así parecía) — fuese el ordenador que se estropeó o un cheque rechazado. Me sentía solo y poco querido y por la noche me acosté con el mismo mal humor.

El martes, sin motivo aparente, la nube desapareció. Me desperté sintiéndome feliz y contento. No había cambiado ninguna de las circunstancias del día anterior, sin embargo, me sentía más liviano, en paz y feliz. Todo resultó fácil ese día — mi ordenador milagrosamente funcionaba, me sentía próspero, y el teléfono no paraba de sonar con todos mis amigos llamando para charlar.

Lo que elegí como mi experiencia se manifestó en mi mundo. No había razones para hacer una u otra elección, simplemente lo elegí. ¡Y yo sé cuál de ellas prefiero!

El principio de causa y efecto es fundamental, tanto en el Cielo como en este mundo. Pero en nuestras mentes los conceptos están invertidos. La causa está siempre en nuestro pensamiento. El efecto es siempre nuestra experiencia en el mundo.

Nuestra responsabilidad

Fue nuestra elección colectiva, aparentemente, desviarnos hacia el miedo: nuestro sueño de separación — la causa del mundo en que vivimos. Aunque lo hemos olvidado, podemos elegir si queremos o no volver nuestras mentes hacia la verdad de nuestra herencia.

Somos responsables de nuestro crecimiento espiritual y de nuestro despertar. Con simplemente leer Un Curso de Milagros y entender sus principios, no es suficiente. Debemos vivir según nos enseña el Curso. El Espíritu Santo es nuestra guía, la luz que nos muestra el camino, pero él no hará el trabajo por nosotros. La única esperanza para nuestra salvación es que llevemos las ilusiones del ego ante el Espíritu Santo, para que su verdad las corrija en nuestras mentes. La elección es nuestra.