Mi pregunta tiene que ver con las “enseñanzas” de Kenneth
Wapnick.
En muchos lugares (no puedo precisar cuáles), he visto que
él dice algo como “si encuentras que perdonar es fácil, es que lo estás
haciendo mal”. Creo que esta expresión está contenida en el libro de Los 50 principios de Un Curso de Milagros.
Una vez más, estoy parafraseándolo, pero me parece que es un
poco preocupante.
Pero lo extraño es que La
Desaparición Del Universo fue como la última pieza del rompecabezas. Una
vez que esa pieza tomó su lugar, comencé a “hacer” el Curso y no me he
detenido.
La parte preocupante en que NO encuentro que perdonar sea
difícil. No estoy diciendo que no encuentro cosas difíciles de perdonar
(incluso cosas que considero “buenas”), pero creo que he alcanzado un punto en
mi vida en el que estoy viviendo un montón de preceptos del Curso.
Respuesta
Me parece bien. Si esa es tu experiencia, habla por sí misma
y no querrás repensarla demasiado, lo
cual es, por supuesto, una trampa en sí misma. Todos encontramos que el Curso
es difícil a menos que hayamos hecho el trabajo del perdón a través de otro
curso o camino, tal como tú indicas.
El problema aparece cuando encontramos el Curso fácil porque
no estamos haciendo en realidad aquello que nos pide. La negación es la piedra
angular de la estrategia del ego y es difícil decir cuándo estamos negando, ya
que ése es su mismísimo propósito. Y porque además somos verdaderos maestros de
la negación.
Al trabajar con el Curso, muchas gente sí experimenta
volverse más consciente del “ruido del ego” en su mente, hecho éste que es una
gran paso para deshacer la negación.
Obviamente esto es bastante incómodo, y esto es, en mi
opinión, lo que Ken quiere decir en relación a tu comentario. No es que el
Curso en sí mismo sea difícil, sino que es nuestra respuesta lo que hace que,
para la mayoría, la experiencia sea difícil.
No obstante la culpa de la que seamos conscientes, hay, para
la mayoría de nosotros, mucha más enterrada u oculta en nuestro inconsciente.
Dado que es con esto con lo que nos ayuda el Curso, no es para mentes sanadas,
sino para mentes no sanadas.
El perdón no es fácil debido a que hemos estado
identificados por mucho tiempo con el sistema de pensamiento del ego, con el
mundo, enamorados de nuestro especialismo
y temerosos del lugar hacia donde el perdón nos guía, vale decir, de regreso a
un Dios que pensamos que habrá de destruirnos.
A la larga, el perdón no es beneficioso para aquel que
piensa que lo está haciendo, el ego. Se nos pide que entreguemos más que nuestros
resentimientos, se nos pide que entreguemos todo aquello en lo que creemos,
incluyendo – lo más amenazador de todo – la idea de un ser individual. La
resistencia es comprensible.
Parte de nosotros, nuestra mente recta, se regocija con cada
paso que avanzamos, pero otra parte nuestra – la parte que disfruta siendo un “nosotros”
– , siente como si estuviera en el infierno.
Si no estamos en contacto con la parte que se siente en el
infierno, es porque debe haber una razón para ello. Bien estamos extremadamente
avanzados desde el punto de vista espiritual, bien estamos en negación.
Esto no quiere decir que cuando nos sintamos bien debamos
buscar los lugares donde nos sentimos mal. Esa sería una terrible forma de
castigarnos a cada paso.
Pero mientras vivimos nuestra vida cotidiana, podemos
volvernos cada vez más y más conscientes de cuando no nos sentimos
perfectamente dichosos, y contemplar estos momentos como oportunidades para
continuar con la práctica del perdón.
Puesto que la mayoría de nosotros no existimos en un estado
de perfecta dicha, debemos darnos cuenta que aún tenemos “trabajo” que hacer.
El perdón es entonces el trabajo de reconocer que en última
instancia no es necesario hacer ningún trabajo.
Dado que nuestro estado mental no tiene nada que ver con lo
que sucede en nuestra vida, es también importante distinguir entre la paz y
“todo está saliendo bien para mí ahora”.
El objetivo del perdón no es hacer que nuestra vida y las
circunstancias físicas sean mejores, sino más bien el objetivo es el de sanar
el dolor de la culpa en nuestra mente.
Una de las formas que esta culpa puede tomar es el de
preocuparnos si estamos haciendo el Curso adecuadamente, si lo estamos
entendiendo a la perfección, practicando de la manera correcta, escuchando al
maestro justo…
El mundo real no es un estado mental en el que todavía nos
hacemos preguntas del tipo “¿Estoy haciendo bien el Curso?” o “¿Es esta la paz
verdadera o podría ser otra cosa?”.
Estas preguntas sólo son formuladas por una mente que es
insegura y la mente es cualquier cosa menos insegura.
Cuando seamos plenamente dichosos y estemos perfectamente en
paz, lo sabremos.
En el ínterin, hacemos lo mejor que podemos con un sentido
de humildad y paciencia en el reconocimiento de que la negación es una parte
común del proceso y que no es fácil perder la identificación con un sistema de
pensamiento del ego que durante tanto tiempo abrigamos.