Traducción: Martha Aida de Ochoa
Nota: Estas enseñanzas están basadas en "Un Curso de Milagros”
Jesús fue el primero desde la separación que completó el
retorno total a Dios. Él fue el primero
que reconoció y subsanó el sueño completo de separación al deshacer su núcleo,
siendo el concepto de muerte. En la ilusión del tiempo, Él fue el pionero, el que
descorrió enteramente el velo de muerte y cumplió totalmente la Voluntad de
Dios. Hasta que Jesús subsanó
triunfalmente la muerte a través de su resurrección, todos nosotros,
como una sola mente dormida, estábamos en tinieblas.
A través de su resurrección, Él subsanó todas las leyes del
ego, regalándonos la Expiación; el
deshacimiento del miedo. Ahora tenemos una herramienta inmediata para corregir
el miedo en nuestra percepción, y eventualmente deshacer el miedo inconsciente
a la muerte, así podemos seguirlo fuera del sueño del ego. Jesús es la
Expiación. En su complitud con la Voluntad perfecta de Dios, Él completó
nuestra sanación también. Está hecha ya. Todo lo que necesitamos hacer es
aceptarla.
«Estabas en las
tinieblas hasta que una parte de la Filiación decidió acatar completamente la
Voluntad de Dios. Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente.
¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? Mi misión
consistió simplemente en unir la voluntad de la Filiación con la Voluntad del
Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre. Ésta es la
consciencia que vine a impartirte» (T-8.IV.3:1-5)
El extraordinario mensaje holográfico de Un Curso de Milagros, es gradualmente
reconocido y luego integrado como un camino de vida y por lo tanto de ser. El
profundo llamado que constantemente nos insta a vivir desde el Poder interior,
es sólo aceptado una vez que gustosamente nos unimos con el Espíritu a exhumar
y dejar (perdonar) nuestros miedos inconscientes, culpa y falsa humildad. Al
incrementarse nuestra confianza en el Amor el miedo cae. Y esto es cuando
genuinamente dejamos nuestra dependencia en el mundo que nos dice quiénes somos
y lo que la realidad es. Porque lo que vemos afuera, es exactamente lo que la
mente en ego envía a nuestros sentidos a buscar; precisamente lo que es proyectado y a lo que nosotros
deseamos reaccionar. Cuando retiramos nuestra confianza en los sentidos
físicos, aprendemos a apoyarnos en nuestra visión interna (guía) para que nos
enseñe lo que la Realidad es.
Estas profundas enseñanzas de Jesús son bastante
sorprendentes, aún para estudiantes de mucho tiempo del Curso como yo. Jesús no
está solamente exponiendo el más épico de todos los mitos inconscientes desde
el comienzo del tiempo... la muerte. Él está urgiéndonos a subsanar la muerte,
en todas sus siniestras formas, justo como Él lo hizo. La muerte es
universalmente la creencia que es el
resultado final de toda vida y que todos estamos absolutamente seguros de eso.
Es considerada una natural y legítima parte de la vida. Y... es el resultado
final de la vida, que todos esperamos.
La supervivencia del ego depende de esa creencia, que la muerte física no es
negociable, es inevitable e inescapable. Es el resultado de que somos víctimas
de las leyes del ego, del tiempo, privación, enfermedad, decadencia y muerte.
En otras palabras, que somos presas de un poder que no es el del amor
todo-abarcador e ininterrumpido de Dios. Pero cómo podría ser un poder que no
fuera otro que el del Amor de Dios, a menos que usando nuestro libre albedrío
hubiéramos escogido darle valor.
Esta no es una enseñanza en la inmortalidad del cuerpo. La
muerte, como todas las imaginadas fuerzas fuera del Amor de Dios, no existen, a
menos que la deseemos en nuestra experiencia. En la resurrección física de
Jesús Él subsanó el concepto de muerte en todas sus formas, para todos
nosotros. Él nos llama a usar el sueño del ego para revertir el sistema de
pensamiento del ego y reclamar nuestra verdadera herencia como expresiones del
Amor de Dios. La muerte no es parte de la vida. De otra forma el miedo sería
parte del Amor y el ego sería parte de Dios.
La mente del ego hizo el cuerpo para atacar el mundo y a
nosotros, expresamente para enseñar y prolongar la separación y el tiempo
(sufrimiento). Al deshacer el ego, el propósito del cuerpo y el mundo es revertido.
Se entiende que ellos se convierten en
puras herramientas de enseñanza
para el Amor y el perdón. Al retornar la mente a la sanidad, retira sus
creencias en las leyes del ego y fortalece su reconocimiento que el cuerpo no
está bajo ninguna ley salvo la de Dios. Esto es un tremendo alivio!!! Finalmente
podemos dejar de tomar falsa
responsabilidad por el cuerpo (el nuestro y el de los que amamos), y aprender a
confiar en el verdadero Amor. Nuestra confianza incrementada en nuestro
Santo Ser toma control y los milagros
fluyen. Jesús nos recuerda dar cualquier cosa que ya no es importante (incluyendo el cuerpo) y nos
permite su guía para dirigir cualquier cosa que sí lo es:
«Mi control puede
hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides,
mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es.» (T-2.VI.1:3)
y,
«Yo seré un substituto
de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu espíritu....Me puedes confiar tu
cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y
me deja mostrarte que no son importantes» (T-4.I.13:1,4)
Como Jesús nos comparte, reconocemos que no es el cuerpo
el que nos sostiene, pero sí la Mente y
el Corazón de Dios. Así que como nuestra confianza es retirada del sistema de
pensamiento del ego, las leyes biológicas del ego que parecen gobernar previamente al cuerpo, son eclipsadas por las
Leyes de Dios sin oposición a la Vida.
Nuestro retorno al Amor involucra desaprender y revertir el
propósito del cuerpo. Mientras que bajo el reinado del ego, la creencia era que
la fuente de vida y existencia provenía del cuerpo. Era también erróneamente
idealizado como nuestra identidad y nuestro propósito, y un final por sí mismo,
en lugar de darle el significado para desaprender nuestra dependencia en el
ego, el cuerpo y el mundo. A través del ego, el cuerpo se convierte en una
identidad por sí misma, una imagen a la cual erróneamente le asignamos con
poder para cambiar, enfermar y morir. De pronto, damos al cuerpo una falsa
autoridad sobre la mente, para probar que la ilusión de ataque es real. Le
damos una inteligencia emocional y biológica para así parecer que invalida a la
mente. El ego dispone esto como una abrumadora distracción para no despertarnos
a nuestro Santo Ser. Hasta que no nos unamos a la Voluntad de Dios en deshacer
nuestra inconsciente devoción a la muerte en todas sus formas, continuaremos
creyendo, manifestando y demostrando, que el cuerpo es más poderoso que la
mente, nuestro Santo Ser.
Jesús explica en la siguiente línea, que el cuerpo no puede
crear ni enfermedad ni salud. La enfermedad física representa una creencia en
la magia, la cual es una tentación a creer que cualquier cosa que no sea la Voluntad de Dios, es real. No hay más
Voluntad que la de Dios, y todo lo demás es magia. La enfermedad física no es
parte de la Voluntad de Dios por lo tanto es magia. La completa distorsión que
hizo la magia, es que nosotros erróneamente creímos que hay una habilidad
creativa en la materia (cuerpo) que la mente no puede controlar. Esta creencia
compulsiva del ego, que el cuerpo puede desarrollar síntomas de enfermedad o
salud independiente de la mente, debe excluir la Voluntad de Dios como nuestra
devoción primaria.
«El cuerpo no puede
crear y la creencia de que puede- error básico- da lugar a todos los síntomas
físicos. Las enfermedades físicas implican la creencia en la magia. La distorsión
que dio lugar a la magia se basa en la creencia de que existe una capacidad creativa
en la materia que la mente no puede controlar» (T-2.IV.2:6-8)
Al ir despertando, aprenderemos que el cuerpo no es quien
somos. No es un propósito u objetivo por sí mismo. Es sólo un medio, una herramienta de aprendizaje, para
recordarnos nuestro verdadero propósito. Al sanar la mente, nuestra secreta
devoción al sufrimiento y muerte es deshecha. El cuerpo es devuelto a su rol
apropiado y no es más usado para
demostrar la ilusión que tiene poder y dominio sobre la mente. El cuerpo será
restaurado eventualmente a su lugar correcto en nuestra percepción, sólo como
un efecto y nunca como una causa. Allí es cuando sabremos sin lugar a dudas,
que el cuerpo simplemente no es real. Como un efecto no tiene la habilidad de
crear, de ocasionar, de atacar, de estar bien, de enfermarse o de morir. Cuando
este nivel de maestría es conseguido, como Jesús demostró, seremos testigos de
nosotros mismos y del mundo dormido que ciertamente la mente sanada y no el
cuerpo, es la suprema Causa. Entonces y solo entonces, servirá el cuerpo para
su propósito divino de demostrar el cambio del pensamiento del mundo, y no se
requerirá más de él. Esto, creo es el estado del Mundo Real aún por venir a
nuestra completa conciencia. Pero hasta que el miedo al Amor (Dios) sea deshecho
y la confianza en Dios como nuestro Ser sea restaurada, el Mundo Real será
expandido en nuestra percepción.
«Solo la mente puede
crear porque el espíritu ya fue creado, y el cuerpo es un recurso de
aprendizaje al servicio de la mente. Los recursos de aprendizaje no son
lecciones en sí mismos. Su propósito es simplemente facilitar el aprendizaje.
Lo peor que puede ocurrir cuando se usan indebidamente es que no lo faciliten.
De por sí, un recurso de aprendizaje no tiene poder para producir verdaderos
errores en el aprendizaje. El cuerpo, si se le entiende correctamente, comparte
la invulnerabilidad de la Expiación en lo que respecta a las defensas de doble
filo.» (T-2.IV.3:1-6)
La mente ya sanada dejará al cuerpo de lado en perfecta
salud, paz y gozo, una vez su misión esté completa. Sin embargo hasta que sea
conocido y demostrado en nuestra experiencia, que el cuerpo no es real porque
no tiene habilidades creativas para ocasionar cambios, para enfermarse o morir-
entonces no hemos descubierto aún el poder soberano de la mente completamente
sanada. Hasta que aceptemos esta verdad dentro de nuestra experiencia,
continuaremos creyendo, aceptando y atestiguando que el cuerpo es real no
importa cuánto expongamos la irrealidad del cuerpo.
Mientras permanezcamos eligiendo ser víctimas del cuerpo,
continuaremos en la creencia de
validar la realidad del cuerpo. Y
no conoceremos una mente completamente sanada hasta que nos demos cuenta, aceptemos y demostremos que el cuerpo no
puede ser victimizado. Cuando nuestro cuerpo es real en nuestra experiencia, el
poder de la mente (causa) sobre el cuerpo (efecto), no está probado. Hasta que
estemos listos para desenterrar, examinar y dejar ir nuestra falsa dependencia
en las leyes del ego que nos sostienen o nos atacan, estaremos temerosos del
poder de nuestra mente, y nuestro Santo Ser.
Y mientras la muerte resida como nuestro sueño inconsciente
central, y el más querido ídolo en nuestro altar interior, entonces la vida no
será conocida o experimentada. Mientras la muerte eclipse el Amor de Dios en
nuestra conciencia, la vida como la conocemos, continuará reflejando miedo en
lugar de Amor, culpa en lugar de inocencia, sufrimiento en lugar de gozo, y
privación en lugar de infinita provisión. Como el más querido y valioso ídolo del mundo,
desafortunadamente la muerte le gana al
Amor de Dios, dejándolo manos abajo.
Jesús nos dice muy clara y contundentemente que la muerte y
el Amor de Dios, no pueden ambos ser reales. La muerte y el Amor de Dios son
mutuamente excluyentes y totalmente irreconciliables. No pueden coexistir.
Aunque a través del ego tratemos de reconciliar esto diariamente. Esto es
demente. Decimos que creemos en Dios aunque creemos y por lo mismo miramos
muerte diariamente, ya sea en las noticias o en nuestra vida personal. Si vamos
a ser honestos, acerca de Dios y muerte en nuestro diario vivir, cuál de los
dos es la más parecida figura como verdad en nuestras creencias?
Jesús es firme al decir, que solo uno, o muerte o Dios, es
real y por lo tanto, verdad. Mientras nos mantengamos dándole realidad a ambos, estaremos en una terrible agitación, confusión
y miedo.
La enfermedad es otro ídolo. Creemos que es una natural y
legítima parte de la vida, la cual es extremadamente una insensatez. No tenemos
ni la más remota idea que nosotros hicimos la enfermedad y la muerte, en un
supremo esfuerzo por convencernos que somos débiles y desvalidos, separados de
nuestro Creador. Si nos mantenemos dormidos, desvalidos y sin poder sobre las
leyes del ego, efectivamente rechazamos a Dios y nuestro Santo Ser.
Jesús comparte con nosotros:
«Ves en la muerte tu
escapatoria de lo que has hecho. Pero lo que no ves es que tú mismo inventaste
la muerte, la cual no es más que la ilusión final. La muerte no puede ser una
escapatoria porque el problema no radica en la vida. La vida no tiene opuesto,
pues es Dios. La vida parece ser lo opuesto a la muerte porque tú has decidido
que la muerte acaba con la vida. Perdona al mundo y comprenderás que nada que
Dios creó puede tener fin, y que nada que Él no haya creado es real.» (M-20.5:2-7)
«Inventaste al dios de
la enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oírle. No obstante, no lo
creaste, pues él no es la Voluntad del Padre. Por lo tanto, no es eterno, y
quedarás des-hecho en el instante en que indiques que estás dispuesto a aceptar
solamente lo eterno.» (T-10.III.9:4-6)
El mensaje de Jesús
para nosotros es que despertemos al hecho que nosotros hicimos todo este
sufrimiento para atacarnos a nosotros y separarnos del Amor todo-abarcador de
Dios. Él como el Cristo Despierto dentro de nosotros, ha dejado entrar Un Curso de Milagros, dentro del mundo
como un despertador único. Él nos está pidiendo que nos demos cuenta de lo que
hemos hecho para atacarnos y mantenernos dormidos. Y Él nos está dando
los principios por los cuales podemos recuperar nuestro poder, para deshacer
todo aquello que nos ha mantenido dormidos en un sueño de sufrimiento y muerte.
Nos está diciendo también, que esto lo hacemos usando
nuestro cuerpo, para poder trascender el cuerpo. Muchos de nosotros, sin saber,
malinterpretamos las enseñanzas de Jesús acerca del cuerpo; y he de confesar
que yo estaba dentro de aquellos que estaban confundidos en esta área. La línea
tan popular del Curso "No soy un cuerpo, soy libre" se convirtió en
un bypass espiritual, otra forma distorsionada de la negación del ego… como
pude descubrirlo más tarde.
Jesús nombró su herramienta de aprendizaje Un Curso de Milagros, si milagros. Todo buen estudiante del Curso
sabe que todo lo que parece que vemos, incluyendo los milagros, se originan en
un único lugar, la mente, el nivel de la causa. Muchos milagros que pueden
tomar lugar, no pueden realmente ser vistos con los ojos del cuerpo porque son
puramente cambios de percepción y podrían no ser físicamente reconocidos,
pueden no tener efectos observables. Sin embargo, en el mensaje profundo del Curso, Jesús ha
proclamado abiertamente que podemos y podremos, ser los instrumentos a través
de los cuales los milagros se materializarán en la forma, como directo
resultado de la Expiación para
nosotros (la corrección del error en nuestra mente).